10 imperdibles de Viena

Ignacio M. Delgado Culebras es un periodista español que vive en el distrito 14 de Viena. Trabaja como traductor y siempre que puede, viaja. Viena es para él una estación de paso: cada tanto distingue la voz de las tinieblas y siente el anhelo de partir hacia un nuevo destino, de alterarse. Mientras tanto, disfruta de vagabundear, descubrir nuevas esquinas, leer en los cafés, y sentir que está en una ciudad que aún le resulta extraña. Desde allí, nos acerca 10 imperdibles personales.

1.Brunnenmarkt. Un pedazo de Turquía. Los vendedores anuncian sus mercancías a voz en grito e interpelan al viandante en turco. El alemán se habla con acento y regatear es obligatorio. A lo largo de la Brunnengasse, déjese guiar por el olfato: el olor de las naranjas y del pan recién horneado se mezcla con el del pescado fresco y los kebabs. Si le da hambre, deténgase en Kent y saboree los kofte y las berenjenas rellenas o descanse en alguno de los cafés de Yppenplatz. Brunnengasse Lu-Vi 6- 19.30

2. Vino Joven en Stammersdorf. La primavera es temporada de heuriger. Los heuriger son tabernas en las que los viticultores sirven vino joven de su propias viñas. En el arrabal vienés, Stammersdorf finge ser el pueblo que ya no es. Sus habitantes aún giran la cabeza para identificar al forastero, pero indican con amabilidad los mejores heuriger (en Kellergasse) en donde degustar el vino del año, comer especialidades locales no aptas para vegetarianos y disfrutar de un día de campo sin salir de la ciudad. Tranvía 31 desde Schottenring.

3. Más allá del Wiener Schnitzel, en Restaurante Spatzennest. «Siéntase como en casa» parece ser la filosofía de la familia Frieben. Pida un vaso de cerveza natural mientras lee la carta. No olvide preguntar por los platos de temporada y déjese aconsejar. Si no es amigo de las aventuras, pida un Schnitzel con costra de almendras y si prefiere platos más elaborados, el faisán relleno de peras. Guarde hambre para el postre. Dejará gustoso la propina y descubrirá que la cocina austriaca es más rica de lo que había oído.

4. Café Hartlauer. Un toque de ópera. A los vieneses les gusta pasar el tiempo en los cafés, fumando y leyendo distraídamente el periódico. Kafeehauskultur, lo llaman. En el Café Hartlauer, en Jakobergasse 10, se escucha, además, ópera. El propietario parece levitar, mecido por las arias de Maria Callas. Uno tiene la sensación de que la más mínima brisa pop podría matarle. Jamás abandona su abstracción, ni siquiera cuando atiende los pedidos de sus clientes. A veces, se hace el silencio y la música mantiene a todos en vilo. Al salir, uno mira sus pies para comprobar que están aferrados al suelo, que no levitan.

5. Cuarteto de cuerda en Stephansdom. Al caer la tarde, Catedral de San Esteban está en silencio. Poco después, un pequeño grupo de elegidos espera la señal convenida en una puerta lateral junto a la Torre Sur. El maestro de ceremonias les acompaña al interior. Un cuarteto de cuerda aguarda en el altar mayor. Los iniciados toman asiento cerca del ábside. Los acordes de Mozart y Haydn ponen a prueba la acústica de la gótica nave central. Usted también puede participar de este rito.

6. Microcosmos en Donauinsel. Una isla divide al Danubio en dos brazos a su paso por Viena. La Donauinsel es un conjunto de microcosmos que conviven y se mezclan a lo largo de 21 kilómetros: mientras los apasionados de la ingeniería contemplan el funcionamiento de las esclusas que regulan el caudal del río y los amantes de la naturaleza se pierden en la reserva natural de Toter Grund, los marchosos bailan en Copa Cagrana, los nudistas pasean en bicicleta frente a familias que preparan sus asados, bañistas, funcionarios de Naciones Unidas y musulmanes de camino a la mezquita. Línea U1 Metro Parada Donauinsel/ Línea U6 Metro Parada Neue Donau.

7. Gemütlichkeit en Unicampus. Gemütlichkeit es la palabra que mejor define la austricidad. Su traducción sería la comodidad, el placer que procura la ociosidad. El campus de la universidad de Viena es su encarnación. Se puede recorrer las librerías del patio principal (No olvidar Kuppitsch!), tumbarse en la hierba bajo un magnolio, sentarse en un café, devorar un Schnitzel (Universitätbräuhaus), o visitar el museo de las patologías. Ante todo, relájese, tómese tiempo. Bares en Unicampus, aquí.

8. Parque Nacional de Donau-Auen. Popularmente conocido como Lobau y situado a las afueras de Viena, el Parque Nacional de Donau-Auen es uno de los últimos humedales de Centro Europa. Un largo paseo a pie o en bicicleta para oxigenar los pulmones, un baño en alguno de los lagos (incluida una zona nudista), un paseo en balsa, seguir los pasos de Napoleón en la batalla de Aspern, o tomar parte en un aula de la naturaleza para descubrir los secretos del parque son algunas ideas para disfrutar de un día al aire libre.

9. Tras los pasos de Harry Lime. ¿Quién le debe más a quién? ¿»El Tercer Hombre a Viena o Viena a «El Tercer Hombre»? Desde hace años, la ciudad y la película alimentan mutuamente su mito. La película de Orson Welles se puede ver todos los domingos a las 16 horas en el Burgkino (Opernring 19). Para completar la experiencia, el tour de «El Tercer Hombre» muestra los pasos de Joseph Cotten por la ciudad, desde la noria del Prater hasta las alcantarillas por donde Harry Lime intenta huir del cerco policial. La Viena de posguerra con ojos de hoy.

10. Bailar en el Más Allá. La decoración parece de un burdel de las películas de Clint Eastwood en los años 70. La música va desde el rock and roll italiano de los 60 hasta el funky, pasando por los balcanes y dando una vuelta por el festival de Eurovisión. El humo es parte del local, como las mesas. Los clientes que se retiran avanzada la noche lo hacen con una sonrisa en la boca. Se llama Jenseits (Más Allá). Una vez dentro, no le queda más remedio que bailar y pasarlo bien.

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Una respuesta en “10 imperdibles de Viena

  1. Claire R. dijo:

    Hermosas descripciones. Me gustaría ceñir mi cuerpo con algunos de esos imperdibles y disfrutar tanto como el autor al describirlos.

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