El Palacio Salvo: adefesio o belleza

En Montevideo, frente a la Plaza Independencia, el Palacio Salvo es un gigante estrambótico parado ahí desde hace más de 80 años. Como un misil. O, en términos más uruguayos, como un termo descomunal alzándose al cielo, implorando quizás que nunca falte el agua para el mate.

El Salvo es hermano mayor del Barolo de Avenida de Mayo. Los construyó el mismo arquitecto, el italiano Mario Palanti, fanático de la Divina Comedia.

Un hermano más alto, de 95 metros. Durante algunos años, fue el edificio más alto de América del Sur. Como el Barolo, también lleva el nombre del empresario que lo mandó a construir, en este caso, los hermanos Salvo.

Se inauguró en 1928, unos años después que el Palacio Legislativo y algunos antes que el Estadio Centenario.

Su estilo ecléctico y no definido provocó polémicas. Hasta hoy, para algunos es un adefesio y para otros, una belleza.

Fue pensado como complejo hotelero, nunca llegó a serlo. Hubo un famoso salón de baile, casas de masajes, club de billar, departamentos usados por adivinadores del futuro y hasta por una comunidad que criaba hamsters. Actualmente, hay oficinas, viviendas, y en el entrepiso, el estudio de grabación La Batuta, por donde pasaron Alfredo Zitarrosa y Jaime Roos. Tip para apreciarlo mejor: desde el restaurante Arcadia, en el piso 25 del Radisson.

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Una respuesta en “El Palacio Salvo: adefesio o belleza

  1. Leo Oliva dijo:

    Cuando conocí Montevideo me llamó la atención este edificio (a quién no). Hoy se lo puede ver en la tanda del programa de Anthony Bourdain en Discovery Travel, del que soy fana.
    Mi veredicto: belleza.
    Saludos.

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