Tomarse los vientos

En los viajes me encuentro con otros viajeros y también con gente que construye su proyecto personal y esa es quizás su manera de viajar.  Otra interpretación del viaje. Aunque el movimiento los inspira, en este momento no pueden moverse.

Sara González y Gonzalo Domínguez tenían una vida más o menos parecida a muchas vidas de ir y venir a la oficina, en Montevideo. Querían cambiar y un día todo cuadró para hacer la maniobra. Ahora tienen una posada en las sierras de Lavalleja, la más linda de las que conocí por ahí. Sus hijos van a una escuela rural, ella cocina y él está empeñado en restaurar el bosque nativo.

Me despedí de ellos en en la puerta de su posada con vista a las sierras. Él preguntó hacia dónde iba, cómo seguía mi viaje. Le brillaban los ojos y no era por la despedida, más bien por el ánimo de viajar. Sara se dio cuenta y le dijo:

–Y bueno Gonzalo, por qué no cerramos la posada y nos tomamos los vientos.

–¿Qué es tomarse los vientos? –pregunté.

–Irse de viaje, andar, ser libre.

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