Voluntaria en Mozambique

Lucila Runacles es una periodista brasileña que vive en Buenos Aires hace un año y medio. Fanática de los viajes y autora del blog Mochila Cult en el que relata sus andanzas.

Unos meses atrás me contó que se iba a Mozambique para trabajar como voluntaria en una ONG.

Ahora mismo está allá, en Lichinga, al norte del país, en la provincia de Niassa, una de las menos desarrolladas del país. Tuve ganas de saber cómo estaba, qué hacía, cómo eran sus días por allá y le mandé algunas preguntas que respondió desde un lugar de tierra colorada, con viento y no tanto calor. En la foto de apertura aprende a jugar ntxuva, algo así como un ajedrez africano.

¿Qué ves por la ventana? ¿Hace calor?
Como Lichinga está a 1.300m, las temparaturas son agradables y por las noches refresca un poco.
Qué veo por la ventana. Es gracioso porque he pensado bastante en eso desde que llegué. Acá hay muuucha tierra colorada, a veces se levanta un viento con redemolinos y la tierra vuela para todos los lados. Veo mujeres que pasan cargando palanganas, baldes con agua o comida; otras pasan con leña, paquetes, todo en la cabeza.
Ah, y los hijos siempre van colgados atrás envueltos en las capulanas, aquel trapo colorido que usan para cargar a los hijos en la espalda. Sólo las mujeres cargan cosas en la cabeza. Es tarea de ellas cuidar de la casa, por eso son ellas las que van a los pozos a buscar agua.

Hoy, mientras volvía caminando pensé en que esto es muy diferente al camino que hacía cuando vivía en Madrid, donde también volvía a pie del trabajo. Allá estaba lleno de negocios, gente y vidrieras para mirar. Acá tmb hay gente, pero no hay vidrieras, no hay negocios. En el camino veo chivos, gallinas, mucha gente en bici o que vende cosas en el piso, y tierra roja.

¿Cómo es el voluntariado?
Dura tres meses en una ONG local que se llama Estamos. Los estoy ayudando con la parte de comunicación. Más o menos empezando a crear un departamento de comunicación. También he trabajado mucho con lo que es Social Media. Les abrí una cuenta en FB, una en Twitter, les hice un blog y les enseñé lo importante que es estar conectado con esas nuevas herramientas y promocionar el trabajo que hacen acá.

¿Ya habías hecho una experiencia similar?
El año pasado en Buenos Aires ayudé con el refuerzo escolar de algunos chicos en la Villa 31. También  fui boy scout en Brasil durante 11 años, estoy segura que eso ayudó a inculcarme ese lado de ayudar a los más necesitados y compartir conocimientos.

¿Cómo es uno de tus días típicos en Lichinga?
A mí me encanta dormir, pero aquí el ritmo es otro y me tuve que acostumbrar. En general, me despierto a las 7am y en el escritorio entramos a las 8. Estoy todo el día allí y una vez que otra voy al campo, que significa visitar los proyectos que ellos tienen, pero eso es muy poco. Hago más un trabajo de escritorio, que era lo que yo no quería, pero bueh, no me quejo. Suelo ir a dormir entre 22h30 y 23h como muy tarde. Ja!
Los fines de semana son re tranquis, como no conozco mucha gente y tampoco hay mucho para hacer, la ciudad es chica. Leo bastante, en 3 meses he leído 5 libros (dos del famoso escritor de Mozambique, Mia Couto), uso Internet, voy al mercado a comprar frutas o verduras, ando un poco en bici o juego con Green, una chiquita de 5 años, hija de la pareja de donde vivo. El padre es el director de la ONG. Vivo en la casa de ellos, en el fondo. Acá también viven sus 5 hijos y 3 sobrinos, ah, y 6 perros. Eran 7, pero el otro día uno se escapó.

Como tengo mucho tiempo libre, a veces hasta me pongo a esperar que el agua hierva. No te miento. Es toda una emoción cuando veo las primeras burbujas. Hasta he aprendido a cocinar en la cocina con carbón, todo un experimento para mí.

¿Qué conociste en estos meses de la realidad de Mozambique?
Me di cuenta de que la mayoría de la población tiene muy poco y es feliz con eso. Otra cosa, vi que muchas veces los políticos vulneran hasta el derecho más básico de la población, el de tener agua y una vida digna, pero la gente no se da cuenta de eso porque no conocen otra realidad.

Por ejemplo, el transporte público en todo el país es una porquería. Hasta en Maputo, la capital, casi no hay colectivos. La gente viaja en vans (chapas) que van llenos hasta no poder más. Algunos viajan colgados, como animales. Y suele haber muchos accidentes y muchas muertes. También están los chapas abiertos, que son camiones donde la gente viaja por muchas horas sentados entre bolsas de granos, material de construcción o leña, un desastre. Bueh, digamos que los trenes en B. Aires no están muy lejos de esto. Lo que más me molesta es que los mozambicanos no reclaman, quizás porque no sepan que existe otra forma o por no tener idea de sus derechos.
Las familias viven amontonadas en la misma casa hecha de barro con techo de paja, en las zonas más pobres. La tasa de natalidad acá es muy alta, creo que 6,2, creo. La gente se levanta cuando amanece y se va a dormir cuando el sol se pone. En muchos lugares no hay energía electrica aún, y muchos cocinan con carbón o leña

Lo primero que me preguntan es si tengo hijos o soy casada. Y cuando les digo que no a todo y que tengo 35 años ahí ya se quieren morir jajaja. Pero el otro día me dieron una explicación lógica de porque la gente acá se casa y tiene hijos tán temprano. Es que la expectativa de vida es una de las más bajas del mundo, está entre los 38 y 42 años de vida, x el SIDA, entonces la gente no vive mucho, por eso hacen todo más temprano que nosotros.

¿Qué proyectos surgieron a partir de este viaje?

Mi proyecto más cercano es un viaje de 42 días por los países africanos que te conté. Además de viajar, sabés que escribo notas de viaje para vender y mi blog. En Kenya tengo la idea de hacer otro voluntariado, pero de una semana, en un orfanato en una isla que se llama Lamu. Ojalá se concrete, aún estamos hablando.

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2 respuestas a Voluntaria en Mozambique

  1. Lucila dijo:

    Linda la nota, Caro.
    Gracias. Nos vemos a la vuelta.
    Abrazos!!

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