El universo de los encargos

vainilla.gif“¿Te vas a México? Ah! Qué bueno, te voy a encargar algo que allá es increíble y acá casi no se consigue”, me dice mi cuñada antes de irme. Le pregunto qué es. Me explica que quiere una chaucha de vainilla, que es espectacular para cocinar, nada que ver con la esencia de vainilla, otro sabor, otra cosa. OK, lo agendo y me imagino buscando chauchas de vainilla por debajo de las piedras del Zócalo.
Un día más tarde, mi hermana viene y me pide un colgante de plata con piedras, «parecido a éste», y me muestra uno con una turquesa. «También traéme algunos aros, con esto te va a alcanzar. La plata de México es la mejor”, me dice. Ok, también lo agendo. banderamex1.jpg
El show de los encargos no termina en la familia. Viene una amiga y me pide una máscara tipo azteca toda forrada en lapislázuli o malaquita, “vos fijáte, la que más te guste, acá te doy la plata, que no salga más de 30 dólares”.
OK, ¿alguien más?
Sí, claro, un amigo ahora. Que me fije si encuentro una edición antigua de Pedro Páramo, el libro de Juan Rulfo. Si encontrás alguna, escribíme y avísame cuánto sale, así te digo si me la comprás. Estoy a punto de decirle que no, pero pienso que tal vez los encargos pueden ser también una manera de hacer turismo ¿dirigido?.

Estos son encargos para la vuelta, pero también hay encargos a la ida. En México viven más de 100.000 argentinos y cada vez que viene uno, es la posibilidad de traer yerba, dulce de leche, alfajores, vino, mate cocido y más. A veces da la impresión que quisieran que uno metiera el país entero en la valija.

¿Aceptás encargos cuando viajás? ¿Cuál es tu límite?

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5 respuestas a El universo de los encargos

  1. Claudio Carpio dijo:

    Todo un tema los encargos cuando se va uno de viaje, sea por trabajo o por vacaciones…

    Hay prioridades obvias (hijos/as, esposas/os, amantes, padres/madres, alguna tía/tío favorita/o, abuelas/os si están con vida, amigos/as, amigas/os de los amigas/os…..¿no es demasiado? Ah, y los dulces o alfajores, caramelos, lo que sea para la oficina….uno vuelve hecho un ekeko. (El ekeko es un dios menor de la mitología aimara, un muñequito cargado de objetos como ollas de plata, bolsas de coca, collares de oro; es un símbolo de opulencia). No sería mi caso.

    Pero si uno vuelve con las manos vacías, mejor que entre sin saludar y se refugie en la cucha del perro por varios días. Le dirán: egoísta, egocéntrico, ególatra, miserable, pijotero, desentendido del resto de la humanidad, distraído y quien sabe qué otras cosas.

    Si estamos en época símil “plata dulce” o “1 a 1” y uno se “olvida” de alguien, estos insultos se pueden multiplicar por 1.000….en estos días de 1 a 3,14 / 1 a 4,50 etc, etc, hay excusas para zafar, pero hasta ahí nomás…

    Encargos que no pienso traer, aunque me lo pidan de rodillas:
    1) el piano del antepasado familiar que quedó en París (el piano, no el antepasado)
    2) el portón de la hacienda del abuelo andaluz
    3) la estatua del jardín de los senderos que se bifurcan
    4) collares de melones
    5) sopas de mercurio
    6) el compilado de los discursos de De la Rúa… sería demasiado peso.

  2. Pritama dijo:

    El Universo de los Encargos es lo más parecido a un pozo sin fondo… mientras más llevás y más traés, más te piden, más se encariñan con las cosas, más se empeñan en lo preciado de los objetos de otros lados del mundo.
    A mi en particular no me interesa nada el tipo de turismo «obligado» de los encargos, aunque a veces pueden aguardar alguna sorpresa interesante.
    No me gustan las presiones de este tipo, y suelo sufrirlas con un alto costo de stress, corriendo de acá para allá, buscando y buscando, robándole tiempo a mis propios ritmos.
    Es como con los regalos de Navidad, no soy capaz de organizarlos con tiempo, y siempre termina «pillándome el toro» como dirían acá en España.
    Deben entenderme, vivo en Barcelona, y justo acabo de dedicar las horas libres de esta semana a un «encarguito» para mi padre, otro para mi madre, uno más para mis hermanas, y de paso otro para la amiga de la amiga de mi otra hermana.
    Mi límite, a esta altura, es bastante limitado.

  3. Ana* dijo:

    Alo Caroli,
    te habia posteado ayer pero parece que se borro. No encuentro acentos ni signos en esta pc de mis pas pero te decia que la chaucha de vainilla se consigue en Buenos Aires en el Barrio Chino y en algunas dieteticas. Tambien tienen las francesa. Un peso menos?

  4. Aleja dijo:

    No tengo limites. Si no me piden, regalo. Me gusta regalar. Llevale a tu cuñada unas chauchas de vainillas que no pesan nada!! A ver si le sale un rico helado casero de vainilla y gengibre… mmhh!! además, es interesante saber que la vainilla es originaria de méxico y se consigue fresquita por chirolas en cualquier mercado de Oaxaca o Puebla.
    Ay!!Si el universos de los encargos de tu familia terminara ahí… ¿imaginate si tu hermano te pidiera un I pod NANO 2GB para correr mejor? (ya que quedó motivado luego del 10K!!!!!!!) chan!

  5. Eli, desde tierra azteca dijo:

    Yo vivo en el DF desde 2003, y no es que acà no se consigue yerba ni dulce de batata ni dulce de leche, pero resulta que solo llegan ciertas maracas.. y uno se tienta pidiendo favores a cualquiera q se anime a traer los favoritos, jee! Bueno, en realidad no es a cualquiera que uno le pide, siempre debe haber un minimo de confianza y con la condiciòn de «fijate, si podes, si no todo bien igual» porque asì me gustarìa que me pidieran a mi tambien.. Yo antes aceptaba ese compromiso optativo de llevar y traer favores de aqui para alla cuando viajaba, pero la experiencia me ayudò a acotar mi lìmite, y ya no paso mucho tiempo buscando, sobre todo nada q tenga q ver con ropa, talles ni colores especificos, sòlo pedidos sencillitos, si se encuentran a la mano.. Despues de todo, pa que estàn los amigos, no?? 🙂 Ademàs, cuando traes de Arg a Mex, regalitos para un par de cuates como Mateo y Nahuel, quièn puede decir que no? 🙂 Gracias Carolex!

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