Santas equivocaciones

La banda de músicos de la policía de Alejandría, en Egipto, tenía que dar un concierto en Peth, un pueblo en el desierto del Negev, en Israel. Pero las benditas equivocaciones de los viajes los llevaron a Beth, una aldea mínima y perdida en el desierto. Allí comienza la historia, cuando un ómnibus los deja en la ruta y la banda de ocho músicos vestidos de turquesa camina con sus instrumentos hacia el pueblo que pensaban que era y al final no es.

Me recordó a una vez en Luang Prabang, Laos, cuando caminé varias horas para llegar a un templo que había leído que tenía una bella arquitectura. Cuando llegué, el templo estaba cerrado hacía un año por refacciones de la Unesco y mi guía sumaba otro error: actualización deficiente. Estaba a punto de volver, con bronca y desánimo, cuando en la puerta, debajo de una buganvilia fucsia conocí al monje Souk, que tenía 15 años y llevaba una túnica naranja.

Apenas nos entendíamos pero conversamos un rato largo, mucho más de lo que hubiera durado una visita arquitectónica al templo. Una vez, algunos años después de mi viaje, le mandé por alguien que viajó a Laos las fotos que le había tomado frente al templo budista. Y otra vez, también después de mucho tiempo, recibí un correo electrónico de Souk. Decía que había aprendido inglés, que ahora tenía email y que gracias por las fotos. También decía que volviera a visitarlo porque el templo ya estaba abierto.

La banda nos visita es una película que tiene que ver con la música, pero sobre todo con la música sagrada del viaje, que más de una vez empieza con una santa equivocación.

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2 respuestas a Santas equivocaciones

  1. Claudio Carpio dijo:

    Esta banda contiene una paradoja (o tal vez, simbólicamente representa la relación de poderes en el mundo y en la vida): el más pequeño del grupo está a cargo del instrumento más pesado e incómodo de llevar…

  2. Francisco Adrogué dijo:

    Muy lindo post. En la película el protagonista habla un momento de «tons of lonelyness». Toneladas de soledad, me quedó esa frase. También se desprende de la película, el tema de la soledad en cualquier rincón del mundo. Solos o acompañados, no hace diferencias.

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