Alcatraz, el Golden Gate, el SFMOMA, los tranvías, la Marina, algunos barrios como Mission o Castro, los parques y… la niebla. Aunque no esté dentro de las visitas planificadas, en San Francisco la niebla o fog, en inglés, siempre aparece a saludar. Se lleva por delante lo que tenga enfrente. Incluso el Golden Gate, que está detrás de la nieba en la primera foto. A mí no me pasó, pero dicen algunos que en una época la niebla se vendía en frasquitos. Y después de leer que vendían las cenizas del volcán Chaitén como el último souvenir podría creerlo.
Julio, agosto y septiembre son meses de fog. Pero también se descuelga en otros meses. Suele aparecer a media tarde, no importa si es un día soleado y diáfano, la niebla entra desde el Pacífico y se avanza como un brazo largo hacia la ciudad. Al llegar baja, se escurre por los parques y por las calles empinadas y da vuelta las esquinas y desparrama humedad. Algunas noches la ciudad se parece a las noches preferidas de Jack El Destripador en Londres.
Me contaron que durante muchos años, en las noches de niebla sonaban las sirenas (fog horns) y ayudaban a los barcos a encontrar su rumbo para entrar en la bahía. Después, con los modernos instrumentos de navegación ya no fueron necesarias las siernas y un día las quitaron. Pero los habitantes las extrañaban. Se habían acostumbrado a quedarse dormidos con ese sonido, parecido al de un tren lejano. Entonces, se organizaron, hicieron un un pedido y al poco tiempo volvieron dormir con el rugido de las sirenas. Nunca confirmé esta versión, pero me gustó el cuento.
Me gusta mucho tu blog, tus fotos y relatos son maravillosos y esta niebla de San Franciso la he visto y disfrutado tantas veces…si pudiera mudarme de ciudad sería esta la elegida.