El Museo de Arte Precolombino Larco Herrera tiene una colección de 55.000 piezas que incluye huacos, textiles, oro, momias y una impactante muestra de cerámica erótica (el huaco de la foto es uno de los más leves). Es la mayor colección privada de arte peruano precolombino del mundo. Y, a diferencia de muchos, las piezas no están puestas en una vitrina como las masitas en una confitería. En el Larco hay un guión curatorial y muchísimo trabajo en cada sala. Después de varios años de restauración, se reinauguró el año pasado con nueva entrada, galerías, restaurante y jardín tropical. Es mejor dedicarle tiempo, una vez ahí dan ganas de quedarse toda la tarde.
En este museo limeño uno se asoma a la cosmovisión andina en la que hay tres mundos en constante movimiento: el de las divinidades, que queda allá arriba y lo representan las aves; el terrenal, de los vivos, y el mundo de los muertos, que viven abajo, y lo simbolizan las serpientes. Pero también, de ese mundo subterráneo, y aquí aparece el concepto de dualidad, surgen los alimentos, como el maíz, tan usado en las culturas del antiguo Perú y en la actualidad. En el último viaje conocí el maíz canchita, viene tostado como los maníes y siempre dan ganas de pedir más.