Una vez viajé por La Pampa durante una noche de tormenta. Rutas interiores, de ripio, donde todo es campo y cualquier ciudad queda lejos. Llovía fuerte y caían rayos en medio de los trigales. Daba susto el paisaje, la negrura, los pensamientos.
Así estaban las cosas cuando, de repente, una enorme bola de yuyos irrumpió en la escenografía de David Lynch y se quedó quieta frente a la camioneta. No tenía ojos, pero parecía que nos estaba viendo. Vino rodando, la trajo el viento del medio del campo.
Me explicaron que era un cardo ruso –Salsola kali– también llamado yuyo volador. Es una maleza que crece pequeña pero el viento le suelta las raíces y la arrastra y se va uniendo con otras y crece. Como una bola de nieve en una avalancha. El cardo ruso puede medir más de un metro de alto. A veces se choca con los alambrados como en el caso de la foto de arriba. Otras veces los salta y viaja por los campos de La Pampa.
Para los campesinos de la zona que es una maleza pésima y muy difícil de combatir porque tiene alto poder germinativo y se propaga con facilidad.
Después de la frenada y la sorpresa hubo que parar y bajarse a correrlo. Ojo: el cardo ruso tiene espinas, por eso lo mejor es apartarlo del camino con los pies y no con las manos. Aquella noche le pegué una patada con fuerza. Era enorme y liviano como debe ser una montaña de plumas. Y sí, como viene pasando desde que tengamos memoria, esa vez la tormenta también paró. La mañana siguiente fue radiante y continuó el viaje por el campo pampeano, sin ombúes y lleno de cardos rusos.
Hola Carolina! Llegué a tu blog (muy interesante), Googleando el término «cardo ruso», porq’ buscaba una foto de esa especie, y leí tu comentario s/esa noche en La Pampa. Yo vivo en La Plata, pero casi toda mi flia está en esa prov. Mi padre tenía 8 hnos y mi madre 9! Eran de un pueblito llamado Naicó («aguas q’ bajan» en mapuche) y tengo gran cdad de primos. Ellos me contaron q’ las noches de San Juan (24-VI), y San Pedro y Pablo (29-VI),cuando eran jóvenes, juntaban cardos rusos q’ se incrustaban en los alambrados y los q’maban en las tradicionales «fogatas». También se contaban historias de «aparecidos luces malas y otras yerbas», y los chicos cocinaban papas y batatas ensartadas en un palo. Fiesta y ritual de renovación y purificación, su origen europeo, anterior al cristianismo, estaba vinculado a la llegada del solsticio de verano. Con el correr del tiempo, esta fecha fue puesta bajo la advocación de San Juan Bautista convirtiéndose en la fogata de San Juan.
Las fogatas llegan a nosotros de la mano de la conquista española. Algunos tomaban la fecha de San Juan y otros la de San Pedro y San Pablo. La poeta Olga Orozco escribió en un poema dedicado a esa región donde ella nació: «los cardos errantes que alimentan las hogueras de junio, durante largas noches ataviadas de terror y leyenda»…(Olga Orozco: Donde corre la arena dentro del corazón
olgaorozco.blogspot.com).
A propósito, ¿alguna vez escuchaste la frase «ir de un San Juan a otro»?. Hace referencia a q’ en Diciembre se festeja el 27 San Juan Evangelista, entonces es cómo decir q’ algo va a pasar en la próxima temporada, o q’ para volver a verse o encontrarse, van a pasar varios meses, y hay q’ esperar desde un San Juan a otro San Juan.
Te felicito x tu trabajo y te mando un saludo. HUGO.