El día del pájaro en la turbina fue tan largo como la pausa entre el último post y éste. El tiempo se portó de manera extraña y para comer nos daban vales que había que gastar en un restaurante del hotel donde la comida siempre estaba fría. Había sol y piscina y una sensación, casi un deseo, de estar en otro lugar.
Quise mandar mails para avisar que estaba viva, pero sabía que faltaba otro vuelo, el vuelo definitivo, así que preferí esperar. Entonces decidí dar una vuelta por el barrio. Era una zona residencial en las afueras de Dakar, de mansiones con guardia en la puerta y hoteles estilo todo incluido. En uno de ellos, donde había una conferencia sobre los «métodos de monitoreo del avance del desierto», conocí a unos ticos -costarricenses- que venían de hacer la ruta del París – Dakar en moto, la que a partir del año que viene se correrá en Argentina y Chile.
En Dakar quizás no fue tan grave la pérdida, porque era la llegada. Pero en Mauritania, sí: el rally atravesaba todo el país y representaba el 20 % del PBI de uno de los países más pobres del mundo. «Nos encontramos con gente que tenía el combustible comprado, con hoteles a estrenar, con los televisores todavía en las cajas… y probablemente muy pocos vuelvan a pasar por ahí», me dijo Rodolfo Carboni, uno de los motoqueros, farmacéutico de profesión.
Los tipos, 14 ticos que ya anduvieron en moto por otras partes del mundo, tenían el viaje pensado desde hacía muchos meses y cuando se suspendió lo dudaron. ¿Vamos o mejor no?
Las mujeres de algunos les pidieron por favor que no fueran, igual que las madres de otros. Pero ellos lo hicieron de todas maneras. Compraron las motos en Italia, donde también rentaron los servicios de un ex mecánico del París Dakar, que conocía la ruta y los problemas que pueden surgir, y emprendieron el viaje que duró un mes y terminó aquí en Ngor, donde paraba la mayoría de los corredores del París Dakar.
Incluso fundador del rally más famoso del mundo, Thierry Sabine, que murió en 1986, cuando el helicóptero en el que viajaba se estrelló en Mali. Hoy tiene un monumento que lo recuerda en una esquina olvidada de Ngor.
Me contaron los ticos que la ruta es muy cambiante. Si bien la mayor parte es desierto, uno no se puede relajar porque de repente hay piedras grandes, en otro tramo, piedras chicas, después arena. «Es increíble pero aún en los desiertos más largos, siempre, cuando uno siente que atraviesa un paisaje solitario, sale una persona caminando de la nada», me comentó Konrad Starke, otro de los aventureros.
En todo el mes no sintieron el «peligro» que esgrimieron los organizadores del rally para cambiar de lugar. Al contrario, la gente los saludaba, los recibía, casi les agradecía por pasar por allí. A Carboni le pasó de todo: un día, andando en moto por una ciudad se cayó y quedó medio dolorido del brazo por varios días. Otra vez, en pleno desierto, se quedó atrás, muy atrás, incluso más atrás de la camioneta que debía ir atrás de todo. En ese momento, cuando se quedó tan solo, se le rompió una parte de la moto. Y se terminó plantado en la arena. Imaginó que vendrían pronto a buscarlo, que alguien se daría cuenta. Pero eso tardó en suceder. Y se hizo de noche. Y prendió un gran fuego para que lo vieran. Era el único del grupo que fuma y el único que tenía un encendedor en el bolsillo. Pasó varias horas en el silencio del desierto hasta que lo vieron.
Starke me habló de la vez que contrataron a una señora que andaba por ahí para que los guiara en la ruta. El italiano ex mecánico del París Dakar se había perdido. Dice que no sabe cómo porque el terreno se veía todo igual, no había árboles, sólo algunas piedras, pero ella los mandaba a derecha y a izquierda y podía ver la salida dentro de un mar de arena. Toda su vida había vivido ahí.
El día del pájaro en la turbina fue largo y los ticos con sus historias de viaje le pusieron color. Cuando volví al hotel, había un cartel en la recepción que decía: «el avión de Ethiopian Airlines sale mañana. Los pasarán a buscar a las 15.30».
El cartel me alegró, aunque enfrentarme a un nuevo despegue me amigaba con el tiempo limbo y empezaba a querer que dure para siempre.
Tus comentarios sobre la ausencia de «peligro» en el camino del rally ex-Dakar me hacen pensar cada vez más que la verdadera razón del cambio a la Argentina (y a unos km de Chile) es simple: 1 euro = 4,8-4,9 $ AR y en consecuencia, drástica reducción de costos de los organizadores.
En los castillos ingleses cuando había un crimen se sospechaba inmediatamente del mayordomo. Cuando aparecen estos cambios de planes en proyectos internacionales, busquen al signo $$$…
Hola Carolina,
Yo soy uno de los ticos que acompano a Rodolfo y Konrad en la travesia por el desierto Sahariano. Carboni me envio el link a su pagina y cuando empece a leer se me puso la piel de gallina; increible todo lo que comentaron y mas increible que el Rally ParisDakar se haya cancelado este ano. La verdad es que todo el recorrido transcurrio de mil maravillas y me quedara en la memoria los atardeceres del Sahara los cuales iluminana las dunas de colores nunca vistos y sonidos del viento del desierto…Sergio Cordero
Hola Carolina, me dió mucho gusto leer tu articulo, que ya aquí en la comodidad de mi oficina me transportó de nuevo a las arenas del sahara y a aquella tarde que charlamos tan amenamente mientras esperabamos todos nuestra salida. Saludos desde Costa Rica.