Teo Romera, un motero español en la ruta 40

A Teo Romera lo conocí en Bajo Caracoles, un pueblo mínimo en medio de la ruta 40, Patagonia, Argentina. Bajo Caracoles es una parada donde la gente toma un café, compra una golosina, descansa del ripio furioso.

Teo venía de la Cueva de las Manos, enfundado en su traje de motoquero, luchando con el viento que soplaba desesperado. Hablamos un momento. Me contó que es español, de Madrid, que alquiló la moto en Chile, que hace unos días que viajaba con una pareja de marplatenses y que en la 40 los planes no sirven. «Un día hay barro; otro, viento y el siguiente tienes un problema en una rueda. He comprobado que aquí no se puede planificar nada», me dijo medio resignado, medio sorprendido, medio ofuscado, medio feliz.

Tuve ganas de seguir hablando, pero Bajo Caracoles es ante todo un cruce de caminos, así que tocó seguir viaje. Me esperaban 300 kilómetros de ripio. Hubo tiempo para pensar en muchas cosas. Me imaginé el viaje de Teo, qué lo habría traído tan lejos, cómo sería su vida en España y decidí que quería saber más. Como me había pasado su blog, unos días atrás le mandé algunas preguntas que él respondió con dedicación, sentido del humor y hasta un toque de poesía. A continuación, la mirada de un motoquero en busca de su destino.

¿A qué te dedicás en Madrid?
Soy ingeniero informático, trabajo como gestor de proyectos en la Universidad Rey Juan Carlos. En el día a día se traduce en consultoría para empresas, coordinación de proyectos, edición de publicaciones técnicas, coordinador del un máster… menos barrer el suelo, cualquier cosa. Viajaba mucho, ganaba bien y me hice muchos amigos. Pero dejé el trabajo en diciembre pasado para re-enfocarme. A veces estás tan ocupado nadando en la corriente que pierdes un poco la perspectiva de a dónde quieres llegar. Entonces hay que salir a la orilla y volver a mirar el paisaje.

¿Desde cuándo te gustan las motos?
A diferencia de muchos moteros, no tuve interés en tener moto hasta los 24 años. La motivación original concreta no sabría precisarla. Aunque creo que tuvo algo que ver con la ruptura de una relación sentimental de 6 años. Uno de repente tiene tiempo libre y cambia unas curvas por otras para que sentir el viento y renovar el aire de los pulmones.
Pero una vez en ello, pronto me di cuenta de que la moto no era un fin, sino un medio. Un medio para viajar. Creo que ya nunca podré desengancharme de viajar en moto. Viajar en moto todavía guarda cierto romanticismo y aires de aventura. No te teletransporta como los aviones ni te aísla del camino como los trenes y a diferencia de los coches, te obliga a guardar tú mismo el equilibrio. Puede sonar pedante pero creo que en versión moderna, es lo que más se acerca a la imagen romántica de un jinete cruzando la llanura a caballo como se hacía antaño.

¿Cómo se te ocurrió hacer este viaje? ¿Por qué la 40?
Se me ocurrió hacer este viaje porque es de esos que hay que hacer en algún momento. Cuando me vi con tiempo libre, supe que haría uno de los grandes viajes que tienes siempre en mente. Elegí Patagonia porque siempre me habían fascinado lo grande, solitario, los aires de  aventura que evoca el mismo nombre… me parecía un buen lugar para alejarse de lo cotidiano, disfrutar y pensar.
Para los moteros Europeos, la ruta 40 en Argentina, la ruta 66 en USA, Cabo Norte en Noruega, Namibia, la Carretera Austral en Chile, el Grossglockner en Austria, Andermatt en Suiza… bien por las curvas, bien por la aventura, bien por lo remoto… son todo mecas del viaje en moto. Carreteras míticas.

¿Cómo fue eso de alquilar la moto en Chile? ¿Recomendarías la empresa?
La moto era de Motoaventura, una empresa Chilena. Sí, costaba más o menos 120 dólares al día. Lo cual es mucho dinero para mi sueldo. Pero es buen precio si comparas. La empresa es seria, las motos están impecables y el trato es perfecto. Muy buena gente. Una BMW F800GS, una auténtica maravilla. La tuve durante 19 días: recogida en Punta Arenas y devolución en Osorno.

¿Cómo describirías la ruta? Cuando nos cruzamos me dijiste que era impredecible, ¿será como la vida (je)?
Sí. Tienes razón. Es un lugar donde el ritmo no lo marcas tú. Para alguien como yo que viene de la ciudad, esclavo del reloj y las fechas de entrega, las planificaciones y los presupuestos, toparse con la ruta 40 es un choque con la realidad. Sobre todo viajando en moto. Sientes que ya no eres dueño de tu tiempo. Que es la misma ruta, con sus vientos, sus guijarros, sus contratiempos y sus distancias la que va a decidir por ti. Es como entrar en un espacio controlado por alguien mucho más grande que tú, que se ha empeñado en demostrarte que se puede vivir sin reloj, sin prisa y sin presión y si te nota impaciente te hará ir más despacio hasta que entiendas que el tiempo es solo una invención y la vida, como decía el grandísimo Bill Hicks «its just a ride».

¿Qué te llamó la atención de tu paso por la patagonia?
Todo! Para mi, viniendo de Europa, hasta el más mínimo detalle me parecía exótico. Pero destacaría lo vasto de los lugares y la belleza de los paisajes. Si tuviera que elegir lugares concretos me quedaría con El Chaltén, Torres del Paine y el tramo de la Carretera Austral en Chile entre Chilechico y Futaleufú, bordeando el Lago General Carrera.

¿ A cuántos km por hora vas?
Bueno, eso depende de la carretera. Cada ruta tiene su velocidad. Yo no soy un experto en conducción off-road, así que en el ripio rara vez pasaba de 80 o 100 kms/h haciendo medias diarias por lo general de 60 kms/h. En el ripio Chileno se puede ir un pelo más rápido. En asfalto pues, procuro mantener 120 o 130 kms/hora. Medias diarias  de 85 kms/h aproximadamente. No me gusta correr demasiado.

También me comentaste que estabas en eso de buscarte a vos mismo, ¿podrías explayarte?
Jajaja… sí, te lo dije. Y también te dije que allí no había manera de encontrarse, que solo había piedras, viento, cielo y tierra. Pero es una broma, la verdad es que ha sido una experiencia muy positiva. En mi caso el viaje tiene dos objetivos. Primero, sacarme un momento del camino que estaba recorriendo, porque no estaba seguro de si es el que quiero. Pararlo todo por un momento y retirarse a pensar suele ser buen método para pensar nuevas ideas. Sin distracciones. No estaba seguro de que mi ritmo de trabajo fuera el adecuado ni de cómo lo estaba afrontando y pasarme 16 horas al día delante de un ordenador en una vida rutinaria, ahora mismo no me parece aceptable.
En segundo lugar, estoy estudiando (entre otras muchas opciones) la posibilidad de trabajar en alguna empresa de viajes en moto. Aunque todavía es una idea por madurar, la experiencia de este viaje me viene muy bien para esto.

¿Sabés qué vas a hacer cuando llegues a España?
Tengo varias opciones. Me han ofrecido un par de cosas parecidas a lo que hacía. Pero no estoy seguro de qué podrá ser. Tampoco sé si ahora podría recuperar mi trabajo (ni si querría). Además está el tema de las motos, que me gustaría explorarlo a ver si es factible.

¿Alguna reflexión final?
Sí. Que he aprendido mucho con este viaje, en el aspecto práctico y en el humano. Pienso que viajar con gente es la mejor manera de conocerla bien y si eso es cierto, puede que viajar solo, que es como viajar con uno mismo, es una buena manera de conocer a… uno mismo.
Una cosa está clara: a la Patagonia hay que traer menos equipaje y venir más despacio. Así lo haré la próxima vez.

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5 respuestas a Teo Romera, un motero español en la ruta 40

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  2. Teo, esperamos que tu idea de venir nuevamente a Chile y Argentina con otros motoqueros que deseen conocer estas rutas se concrete, te apoyaremos en todo lo que necesites. Todo empieza despacio y con mucha constancia, no es fácil, pero al final del camino siempre resulta.
    Cariños desde la Patagonia,
    Sonia

  3. Paola dijo:

    La 40 es mistica, nuestra primera salida de Chile por Osorno y por la 40, pero hacia en Norte. Totalmente impredecible y via AutoStop. Una gran experiencia donde conoces mucha gente y derribas mitos 😀

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