La Ruta de la Yerba Mate

En política o economía, seguro que no. Pero en yerba mate, la Argentina es campeón mundial: tiene el pergamino de principal productor, consumidor y exportador de yerba mate del mundo. Es un motivo contundente para que exista un camino del mate. Sin embargo, es algo reciente y en construcción.

Todavía no existe una ruta perfectamente diseñada, con carteles y mates gigantes al costado del camino. Pero esa desprolijidad es lo mejor, y mucho no va a durar. Así que éste es un buen año para recorrer los caminos rojos del Litoral.

Desde la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires se ha impulsado un proyecto para crear una ruta con nombre, mapas explicativos, hoteles y restaurantes. Hasta se declaró al mate Producto Autóctono del Mercosur (se consume en los cuatro países) y hay perspectivas de que el corredor turístico alguna vez sea más amplio, y que llegue hasta el sur de Brasil.

Un viaje por esta zona húmeda está lleno de manos, muchas más que en una ronda de mate. Guaraníes, conquistadoras, jesuitas, polacas, ucranias, criollas. Y en todas las épocas, manos lastimadas de tareferos, los cosechadores de la yerba.
A los lados del camino se ven los arbustos de yerba en cultivos de alta densidad (2000 a 6000 plantas por hectárea), muy diferente a los orígenes, cuando los guaraníes descubrieron el árbol, que crecía salvaje en la selva paranaense y llegaba a medir 20 metros. Para cosecharlo había que meterse en el monte en expediciones que duraban hasta 6 meses y de las cuales no todos volvían.

La ruta del mate es caliente, tan caliente como uno se imagina el infierno. Pero también es verde, como la selva espesa y como la planta del mate. Por estas zonas de Corrientes y Misiones hay extensas plantaciones de yerba mate y antiguas estancias atendidas por sus dueños que conectan los principales destinos. Allí, uno puede alojarse y también comer deliciosos platos caseros.

dscn0954Quizás en algún momento habrá hoteles, restaurantes gourmet y menos espacio para el azar. Pero para eso falta. Hoy, todavía se pueden ver los carros polacos al costado de la ruta, charlar con un inmigrante ucraniano y asomarse por una cooperativa como Liebig para conocer el camino que sigue la hoja, desde la recolección, secado y canchado hasta el paquete que se vende en todos los supermercados de Argentina y Uruguay.

IMPERDIBLES DE LA RUTA:

GOBERNADOR VIRASORO
La yerba es un pilar de la economía de Misiones, la provincia de las Cataratatas, en el litoral del país. El otro es la explotación forestal. Por eso se ven lomas y cuchillas con los tronquitos flacos y alineados de pinos Elliotti y eucaliptos. Muchas empresas que plantan yerba también tienen una división forestal. Como Establecimiento Las Marías, en Virasoro, algo así como la Microsoft de las yerbateras y una de las más tradicionales, con 85 años. Yerbales, teales y pinos, más de cinco mil hectáreas cultivadas y una planta modelo para el procesamiento de la hoja verde. El que llegue hasta aquí puede dejar su auto y recorrer en una van los pasos que sigue la hoja verde, desde el vivero y la plantación hasta el paquete de yerba Taragüí (Corrientes, en guaraní), entre otras marcas, que uno elige en la góndola del supermercado.

COLONIA LIEBIG
Colonia Liebig es un pueblito con nombre alemán y pasado inglés. Desde fines de 1800 y hasta 1970, la Compañía Argentina Liebig exportaba corned beef y extracto de carne a Inglaterra, y en Colonia Liebig se abastecía del ganado que viajaba en tren hasta Pueblo Liebig, en Entre Ríos, donde estaba el frigorífico y se faenaban más de mil cabezas por día. De aquellos años, cuando la zona era parte de la estancia La Merced, de más de 10.000 hectáreas, queda poco y nada. Hoy, el pueblo vive por la Cooperativa Liebig, una yerbatera en crecimiento y secadero artesanal, con más de cien pequeños productores asociados que se puede visitar siempre y cuando uno no llegue entre las 13 y las 16, sagrado horario de la siesta.

dscn1025APOSTOLES
Ni bien llegaron, los españoles desconfiaron del mate y lo prohibieron por vicio, pero luego les gustó tanto que se consumió desde Buenos Aires hasta Quito, pasando por Lima.
El primer contingente de polacos llegó a Apóstoles en 1897. Eran 17 familias y venían tapados hasta el cuello. Pero llegaron a Misiones, donde la ropa es lo de menos. Venían sin nada, además del abrigo. Acá les dieron algunas hectáreas para cultivar y pagar en plazos cómodos. Ellos hicieron el resto: trabajar la tierra y luchar con la hormiga minera, que se comía todo.
Uno de esos polacos don Juan Szychowski, que con el tiempo se convirtió en un genio de la ingeniería local. El Museo Juan Szychowski (entrada gratuita) está, dentro del establecimiento yerbatero Amanda que también se visita para conocer el proceso de la yerba. También en Apóstoles se puede pasar por el Museo Ucraniano (Suipacha 57, T. 54 3758 422501; horario: lunes a sábados, de 8 a 12 y de 16 a 19, entrada gratuita) para entender mejor la historia y ver sus testimonios.

POSADAS
Lo mejor para hacer en la capital de Misiones es esperar a que baje el sol y disfrutar de las brisas de la tarde-noche en la remozada avenida Costanera. El lugar es perfecto para un paseo nocturno, inluída la cena en algún sitio recomendado con vista al Paraná. La especialidad de la capital: el pollo al galeto. Un museo: Aníbal Canbas (Alberdi 600, horario: martes a sábados, de 8 a 12 y de 15 a 20 y domingos y feriados, de 17 a 20).
Si le gustan las artesanías, puede pasar por el mercado municipal, también conocido como paraguayo, donde encontrará artículos de cuero, sombreros y cestería.

SAN IGNACIO
Cuenta Pau Navajas, del Establecimiento Las Marías, en su libro Caá Porã´í, El espíritu de la Yerba Mate, que los hombres de la Compañía de Jesús situaron sus misiones «deliberadamente lejos de los colonizadores criollos; se adentraron en la espesura selvática y así pronto comprendieron el espíritu de la yerba […] que se transformó en una fuente de ingresos que permitió construir talleres, iglesias, pagar impuestos y organizar la vida de las reducciones»Los jesuitas les enseñaron a los guaraníes a plantar yerba y secarla o más bien ahumarla en el barbacuá, un horno casero. San Ignacio Miní (su par más grande o Guazú está en Paraguay) fue fundada en 1610, destruida en 1817 y restaurada en 1940. Está a 60 km de Posadas, y en el camino hay más ruinas: las de Santa Ana y Loreto (todas con la misma entrada, de US$ 2). Mejor ir bien temprano o por la tarde, todo es más fresco. En San Ignacio también se puede visitar la Casa de Horacio Quiroga, un truculento y genial escritor que nació en Uruguay pero vivió en Misiones, muy influenciado por este paisaje selvático y agobiante.

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4 respuestas a La Ruta de la Yerba Mate

  1. Juan Torres dijo:

    Pueblo Liebig (Entre Ríos)no es lo mismo que Colonia Liebig (Corrientes). Es interesantísimo chequear los datos para no cometer errores. Sobre todo cuando el tono con que está escrita la nota es el de gran conocedora del tema. En Pueblo Liebig (E.R.) no tienen que ver con la yerba mate.

  2. Jimena Lopez dijo:

    Juan, no leiste bien la nota… antes de criticar, leéla.

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  4. taragui dijo:

    en corrientes hay tres lugares de la ruta de la yerba mate para visitar estan gobernador virasoro, y las colonias liebig`s y colonia union ambas de origen aleman, polaco y ucraniano, pueblo liebig en entre rios no tiene nada que ver con col. leibig`s en corrientes.
    saludos

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