Paseo Los Colorados

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Purmamarca, Quebrada de Humahuaca, Jujuy

El 07.07.07 es un día elegido y esperado. Después de tantos meses de incertidubre con polémica incluida, por fin, se conocerá hoy en Lisboa el resultado de la elección más famosa de los últimos tiempos. También hoy se hará el primer encierro, y hombres y toros correrán una carrera desesperada y frenética por las calles de Pamplona, en honor a San Fermí­n. Y también hoy, en 8 ciudades del mundo habrá conciertos de rock que se pretenden concientizadores del mal estado ecológico del planeta, con Shakira y Madonna en el baile.

En Viajes Libres aprovechamos un dí­a con tantos sietes para difundir una foto de una de las posibles 7 Maravillas Naturales de Argentina, Patrimonio de Humanidad desde 2003. Su éxito o fracaso en esta elección depende de tu voto. A propósito, ¿ya votaste?

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Turismo salvaje

tetas1.jpgDentro de algunas horas sonará el chupinazo, un cohete que anuncia el comienzo de una de las fiestas salvajes -y turísticas- que tiene España, los Sanfermines que sigue hasta el próximo 14 en un desmadre continuado.

Todaví­a faltan algunas horas para el chupinazo y recién terminó una marcha de 1500 personas de 30 paí­ses en contra de los encierros y a favor del trato ético de los animales organizada por una ONG de Estados Unidos. Igual, más allá de las tetas y los culos que se vieron, mañana empieza el show.

Fui a un San Fermín hace once años. Los imprevistos de los viajes hicieron que llegara tres minutos después del fin de la última corrida de toros.
Cuando pisé Pamplona ya había pasado todo. Daba la impresión que había pasado mucho más que un puñado de toros. Por lo menos una manada de elefantes irritados. Parecía el final de una rave larga. Estaba claro que entré al final de fiesta. Quedaban borrachos tirados en las calles, gringos que no dejaban de brindar con calimocho y pañuelos colorados atados al cuello. En esa época todaví­a no existía el premio al Guiri del Año ni el Encierrómetro donde uno puede medir su propio riesgo para la próxima corrida ni una tv online que siga el San Fermín. 

Pero supongo que algunas cosas no han cambiado. Recuerdo que cuando asomaba la cabeza en los bares podía distinguir rápido al que habí­a corrido. Tení­a una mirada distinta, una euforia desaforada. Entonces me metí en varios bares y jugué a ver quién había corrido y quién no. Quién medía su valentía por esta hazaña, y quién se sentía cobarde por no haber corrido delante del toro. Mi paso por Pamplona fue así­. Después de algunos días de lluvia habí­a salido el sol, que iluminaba la resaca con luz feroz. Eso fue lo que hice en Pamplona: turismo resaca.

Si bien Viajes Libres se ocupa del turismo en primera persona, no quiero dejar a los visitantes del sitio con el olor a vómito y a pis que queda después del último día de San Fermí­n. En el fondo, no quiero dejarlos sin una historia de toros en primera persona. Por eso, me contacté con periodista chileno Juan Pablo Meneses, que no sólo estuvo allá­ sino que corrió en San Fermí­n y lo cuenta este mes en su columna de la revista colombiana Soho. Una vez más, Viajes Libres se adelanta y acá entrega algunos párrafos. Pronto se podría leer la nota completa aquí­:

sanfermin3.jpg«Un bombazo anuncia que han soltado a los toros, que ya vienen hacia nosotros, entonces todos comenzamos a correr desesperadamente hacia adelante. A correr sin importar si pisamos a alguien en el camino. A salvarse quien pueda. Por momentos, esto parece una metáfora de la vida que nos quieren hacer vivir: sálvate sin importar cuántas cabezas aplastes en el camino.»

«El grito es ensordecedor. De los balcones lanzan papel picado y sobre tu cabeza cae una lluvia infinita de flashes. Las cámaras de Televisión Española despachan en directo, como todos los julio de cada año, las imágenes al mundo. Y sigues corriendo. Corres mirando hacia atrás. Corres como un ladrón de carteras del DF, como un roba collares de Bogotá, como un roba estereos de Buenos Aires. Corres de los toros. Que ya se sienten. Cada vez más cerca. Se escuchan, porque traen en el cuello unas campanitas que anuncian su presencia policial. Corres como nunca corriste en tu vida. Tus piernas corren más veloces que lo que les estás ordenando. Estás en San Fermí­n, los toros te pasan a pocos centímetros, el latido de tu corazón te parte la cabeza, y sientes miedo de verdad.»

«Cuando entras corriendo a la plaza de toros, te recibe un estadio lleno de gente vestida de blanco y pañuelos rojos que te aplaude a rabiar por lo que acabas de hacer. Miles de personas sentadas en las tribunas, que esperaron pacientemente la muerte de alguno de nosotros, y que ahora te lanzan vítores y disparan fotos.»

resacasanfer1.jpgLos Sanfermines son salvajes en muchos sentidos. Entre 1980 y 2005 se hicieron 207 encierros, y hubo 190 corneados con heridas, y más de 6000 atendidos. Igual, si llegás a tiempo a Pamplona y todaví­a tenés ganas de correr, no dejes de leer esto y esto también.

Volviendo a mi experiencia, Pamplona fue el primer acercamiento que tuve al turismo resaca de alcance internacional. Si conocés alguno, del alcance que fuera, ¡no dejes de comentarlo!

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El gusto del crimen

saboresqmatan1-1.jpgLos dos máximos capos de la mafia italiana son de Corleone, Sicilia, y están en la cárcel. Toto Rina, desde 1995 y Bernardo Provenzano, el tí­o Binnu, desde 2006 y después de una búsqueda de 46 años. Ellos pertenecen a la mafia real. Sin embargo, hay otros personajes probablemente más famosos. Los criminales y detectives que habitan el mundo de la novela negra: Montalbano (Andrea Camilleri), Magret (Georges Simenon), Hercule Poirot (Agatha Christie) y Pepe Carvalho (Montalban), Sherlock Holmes (Conan Doyle) y Philipe Marlowe (Raymond Chandler).

De ellos y de sus paladares se ocupa la periodista gastronónica Raquel Rosemberg en el flamante libro Sabores que Matan, publicado este mes por Paidós Argentina. La autora sigue las pistas alimenticias de seres llenos de códigos, sangre frí­a, pactos y secretos que se llevan hasta la tumba. Qué comen y qué toman, qué disfrutan en la mesa, cómo se acercan a la comida. Aún al tabú social más grande: el canibalismo. Después de todo, Hannibal Lecter no se privó nunca de su plato preferido, la carne humana.

Rosemberg comenzó a escribir a partir de un seminario sobre género policial clásico y negro. Pero desde chica fue lectora del género. Hasta es miembro del club de fans de Andrea Camilleri. Durante muchí­simo tiempo juntó material, especialmente mientras tuvo a su cargo la sección Crimen y Gastronomí­a en la revista Pistas, de Enrique Sdrech, reconocido periodista de la crónica policial argentina.

Además de historias, anécdotas, viajes y paisajes urbanos teñidos de sangre, «Sabores que matan» trae consejos y recetas de cocina intercalados en los capítulos. Cómo saborear el sake japonés o cuál es la verdadera receta del pesto italiano. Desde una playa de Brasil, y en exclusiva para Viajes Libres, Rosemberg adelanta «brevemente»“ algunos detalles de su libro.

¿Quién es y de dónde el criminal que come mejor?
Hannibal Lecter, es el de mejor paladar…
También comen bien los detectives: Montalbano, Magret, Poirot y Carvalho

¿Y el que peor comí­a?
Los detectives de la serie negra, no tení­an comida. Para ver diferencias entre criminales y víctimas, lo mejor es leer el primer capítulo, basado en «A Sangre Frí­a».

¿Los personajes que aparecen en tu libro viajan? ¿En qué ciudades comen?
Si, viajan. Comen en diferentes ciudades… italianas, españolas, inglesas…

¿Te encariñaste con algún mafioso?
Me encariñé con Hannibal Lecter. Seguí­ sus pasos por Florencia.

¿Alguno tení­a cierta costumbre particular para comer?
Montalbano, el detective de Camilleri, no le gusta que le hablen mientras come.

¿Cuál de todas las que aparecen en el libro es tu receta preferida?
El pesto de Frank Sinatra.

¿Qué creés que comerí­a un mafioso argentino?
Pizza con champán

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La foto de hoy

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Mercado del centro de Maputo, Mozambique

¿Qué hacés cuando en un viaje te dicen “foto no”? ¿La sacás igual? ¿Te vas? ¿Convencés a la presa? ¿La coimeás? ¿Sonreís? ¿Cuáles son tus armas? ¿Hasta dónde presionás?

 

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Llevar y traer

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Con esto de Iguazú hiperturística -el jueves último salió un especial en el suplemento Ambito del Placer y hoy salió en el suplemento turí­stico de La Nación– me quedé pensando en una contradicción lógica elemental: por un lado se llevan la selva y por otro, traen más turistas. Se sabe que el negocio de la madera en Misiones es bueno, y que camuflados por la noche van y vienen camiones sacando listones de guatambú, anchico, timbó, maderas de selva, maderas de ley que se cortan sin pensarlo dos veces. Después el espacio libre se rellena con Pino eliotis y comienza la reforestación, justo allá­ donde se termina la selva.

Al mismo tiempo, en general de dí­a –si es que el vuelo no se demoró– llegan tours de argentinos, japoneses, mexicanos, brasileros y más a conocer la furia de la Garganta del Diablo, los misterios de la selva. Se sabe que el negocio del turismo también es bueno. Desde Brasil parten helicópteros cada diez minutos. Los vencejos de cascada ya se acostumbraron, pero hay aves que no logran entender el sonido loco de ese extraño pájaro mecánico. En Argentina, los helicópteros están prohibidos, pero los botes que se acercan durante todo el dí­a hasta el salto San Martín también hacen un ruido loco. Y pronto llegarán más turistas, más tours, más restaurantes, más movimiento. Hace años que Iguazú es Patriomonio de la Humanidad, y sin embargo la meta para este año es un millón doscientos.

Esta paradoja no se ve sólo en las Cataratas. Es una muestra más del dilema del turismo y la conservación. Una vieja temática ¿sin solución?

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Iguazú a la cabeza

cataratasnight1.jpgLas Cataratas llevan la delantera. Van punteras en esta gran elección de las Siete Maravillas Naturales de Argentina (¿Ya votaste?). Y aunque el voto también aquí­ es secreto, confieso que las votado. Hace unos dí­as volví­ de Iguazú, de la tierra colorada, la selva paranaense y las aguas grandes. Las vi, claro, pero especialmente las escuché. Después de un tiempo con poquí­sima agua volvieron a su caudal normal: 13 millones de litros de agua por segundo caen en la Garganta del Diablo.

Iguazú es el parque nacional más visitado del paí­s, con un millón de turistas por año, pero quiere recibir más gente todavía, llegar al millón doscientos escuché por ahí­. Con ese fin de promoción ahora mismo hay en el parque tres directivos del Niagara Park, a punto de firmar un convenio para fomentar la cooperación y promoción conjunta de los parques.
Tanta gente llega, que los guí­as llevan paraguas de colores para que su grupo no se disperse. Tanta gente llega que Viajes Libres supo que pronto aumentará la entrada, pero básicamente para los extranjeros, que pagaban 30 pesos y a partir del mes que viene, serán 40. «A los argentinos les subió dos pesitos, nomás», me dijo un funcionario. Tanta gente llega que a veces toca hacer cola en la galerí­a para ver la Garganta del Diablo. Nadie quiere moverse de ahí­. La potencia del agua atrae, y de repente uno se olvida del tiempo, del grupo, de los fotógrafos que ofrecen fotos desde una escalera para que «entre todo». Además, el agua golpea tan fuerte que no se escucha mucho más. Y cuidado, si te distraés viene una ráfaga de brisa llena de agua y te empapa.

Tanta gente llega que no es mala idea entrar por la noche. Eso sólo es posible cuando hay luna llena. Como la de hoy. Como la de mañana y la noche del lunes también. Los paseos de luna llena se hacen todos los meses, y tiene varias salidas: a las 20:00, 20:45hs y 21:30.

El paseo de luna llena guarda el silencio inquietante de la selva de noche, un mundo de sombra y penumbra y oscuridad que se ilumina con el delicado reflejo de la luna sobre el rí­o Iguazú. El paseo dura unas dos horas y cuesta 50 «pesitos» (y 80 si es con cena en el restaurante La Selva).

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Las 7 Maravillas Naturales de Argentina

7-maravillasa.JPGSoy parte de la historia. O eso me hacen creer. A 8 dí­as y 22 horas de la decisión final, he votado para que el 7 de julio próximo se declaren las 7 Nuevas Maravillas del Mundo (N7w), elegidas online y telefónicamente por millones de usuarios. Según una estadí­stica proporcionada por Alexa Internet Inc., la página de este proyecto es una de las más visitadas del mundo y más popular que las de Coca Cola, Levis, FIFA y Adidas.

N7w ha movilizado a millones de personas, hasta los niños pueden votar. Bernard Weber, el presidente y fundador de la Fundación New 7 Wonders (siempre parece haber una fundación detrás de algunas causas) fue a visitar a los 21 finalistas y concluyó que «el monumento que inspire mayor pasión, y que maraville a más personas se convertirá en una de las nuevas 7 maravillas».
Todos los dí­as hay comunicados de prensa, fotos de prensa y gente que se suma al proyecto, desde cadetes hasta anunciantes. Ya hay canción de las 7 Nuevas Maravillas, paquetes especialmente diseñados para visitarlas, pins, acreditaciones de prensa y rankings periódicos en la Web y en la mayoría de los medios turísticos del mundo que lo cubren. ¡Hasta podés obtener un certificado de tu votación por sólo 2 dólares!

Mientras N7W crece y crece, Viajes Libres acaba de nacer y busca su comunidad. Y ya que a esta gente le ha ido, valga la redundancia, de maravillas, pensamos seguir su buen ejemplo y partir con una votación para elegir las 7 Maravillas Naturales de Argentinas. A diferencia de las N7w, las que propone VL son maravillas naturales y no construidas por el hombre. No es que los argentinos seamos vagos, o bueno, no es sólo eso. Esta elección es un homenaje a la naturaleza inspirada de este paí­s. ¿No dicen por ahí­ que Argentina tiene todos los climas, todos los paisajes? Este es el momento de demostrarlo.

La votación estará online hasta el 31 de diciembre, el dí­a de la Gran Elección. De estas 29 opciones sólo quedarán 7 Maravillas. ¿No conocés a todas? En los próximos meses, este blog te las mostrará, con fotos y recorridos. Así­ podrás defenderlas o matarlas. En Viajes Libres también se puede votar y ser parte de una historia más cercana, ¡adelante!

  • Las Cataratas del Iguazú
  • Los saltos de Moconá
  • Los Esteros del Iberá
  • El Palmar de Colón
  • El Cerro de Los Siete Colores
  • La Quebrada de Humahuaca
  • Los Valles Calchaquíes
  • El Parque Nacional Los Cardones
  • Laguna de Los Pozuelos
  • Las Salinas Grandes
  • Las yungas de Calilegua
  • El Valle de la Luna
  • Talampaya
  • Sierra de las Quijadas
  • Antofagasta de la Sierra
  • Cerro Colorado
  • La Quebrada del Condorito
  • El Aconcagua
  • La Payunia
  • El Rí­o de la Plata
  • Pení­nsula Valdés
  • El Volcán Laní­n
  • El Lago Nahuel Huapi
  • El Bosque de Arrayanes
  • El Glaciar Perito Moreno
  • Cabo Ví­rgenes
  • El Canal de Beagle
  • El cerro Fitz Roy
  • Las Islas Malvinas
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La vuelta del atardecer

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Gamboa, Morro de Sao Paulo, Bahía, Brasil

 

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IGZ – BUE

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Ayer viajé en avión. Era un vuelo de 1.30 y tardé 12. No fui la única: hubo 11 vuelos cancelados y reprogramados de Aerolíneas Argentinas. Eso perjudicó a unas 3000 personas que por trabajo o por turismo o por lo que fuera necesitaban desplazarse, y habían pagado por hacerlo en un tiempo veloz.

Desde Iguazú, desde donde me tocaba partir a las cinco de la tarde, se tarda una hora y treinta minutos en llegar a Buenos Aires en avión. En micro, el viaje dura 17 horas. La primera opción cuesta 700 pesos ida y vuelta, y la segunda, 70 (ida). Sin saber que más tarde serían estafados, cada uno de esos 3000 pasajeros hizo sus cuentas y decidió viajar en avión. Pero, claro, en sus cálculos no contaron las asambleas de pilotos sorpresivas, largas y desconsideradas.

Eso pasó ayer, en Iguazú. Entonces, cuando estaba a punto de tomar el taxi para el aeropuerto, me avisaron que no fuera porque el vuelo estaba cancelado. Mi viaje era con un grupo de periodistas y entre todos, con el enojo en flor, decidimos ir de todas maneras. La empleada de la aerolínea explicó que parecería que el vuelo saldría a las 19. Hicimos el check in y hasta algunos despacharon el equipaje.

A partir de aquí­, comenzaron largas horas de espera, llenas de condicional. «Creeríamos», «Parecería», «saldría», «llegaría», «aterrizaría» y más. Con la ventaja de ser periodistas, nos invitaron a esperar en un coqueto hotel de diseño inaugurado hace apenas unos meses, el Panoramic. Ahí nos quedamos, mirando el río Iguazú y el Paraná y el cuarto de selva que nos tocó. También comimos y descansamos en cómodos sillones rojos y chequeamos correos.

Esa suerte dorada corrió sólo para 8 personas de las 150 que esperaron durante 12 horas la salida de su vuelo. Aerolí­neas Argentinas, (en este caso) la empresa responsable no respondió ni con hoteles ni con comidas ni con una respuesta. Los empleados, sin soltar el condicional, se limitaron a decir: «el avión partiría a las 19». Cuando a las 19 no sólo no partió, sino que ni siquiera la aeronave arribó de Buenos Aires, los empleados se limitaron a decir: «el avión partiría a las 21». Cuando a las 21 no sólo no partió, sino que ni siquiera la aeronave arribó de Buenos Aires, los empleados se limitaron a decir: «el avión partiría a las 23.30».

El verso siguió hasta las 3.15 de la madrugada cuando finalmente partió el avión. A las 2.20 llegué al aeropuerto desde el hotel Panoramic. No parecía un aeropuerto. Tenía el aspecto de un lazareto. Los más jóvenes se habían tirado al piso. Varios gringos dormían con la mochila de almohada, unas turistas mexicanas conversaban en ronda, una parejita de argentinos tomaba mate por quinta vez en la espera. Habí­a niños que dormí­an en camitas de abrigos armadas en carritos de equipaje y otros sobre las piernas de los padres. Habí­a cabezas colgando del cuello y babas cayéndose de varias bocas abiertas y una gorda con un culo agotado de rebalsar por los bordes de la butaca finita. La luz de tubo era pobre y según me dijeron algunos pasajeros en espera, los kioscos y el restaurante trabajaron como nunca.

De repente, una voz llamó a embarcar y todos respondimos al llamado con la docilidad del ganado que sube al camión que lo llevará al matadero. Y formamos una fila y uno a uno fuimos pasando primero a la sala de espera y un rato más tarde al avión. El vuelo duró lo que dura, el capitán no se presentó ni habló del clima ni de la velocidad crucero, y una pasajera mandó al carajo a la azafata rubia que le dijo buenas noches. La azafata rubia y blanca se puso roja como la tierra de Misiones y enseguida se lo contó a la azafata morocha. Esta levantó las cejas y le dijo: «no te enganchés».

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Vuelta al mundo

fernando.jpgCuando conocí a Fernando Moura Machado había salido de Portugal, su país, hacía tres meses. Tení­a el plan de dar la vuelta al mundo. De ese encuentro en una estancia cordobesa pasó casi un año.
Cuando conocí­ a Fernando Moura Machado me parecía un hombre serio, curioso, de mirada larga y triste. Después me enteré que su mujer, Ana, había muerto. Y de repente, él se encontró totalmente solo. No tenía hijos ni demasiados compromisos. Es fotógrafo y después de muchos años había dejado la importante empresa para la que trabajaba. Entonces se vio parado en el momento justo para viajar con tiempo. Así decidió dar la vuelta al mundo.
Hoy, Fernando volvió a Estoril, su ciudad, donde vivirá hasta el próximo viaje. Su vuelta al mundo duró 366 días; visitó 13 países, sacó 10.000 fotos y escribió en un blog la experiencia.. Desde Estoril, contestó estas preguntas a Viajes Libres.

¿Cómo se diseña una vuelta al mundo?

La planificación de una vuelta al mundo depende de los intereses de cada viajero, y de las capacidades que tenga para organizar un proyecto. En mi caso, como aprecio la organización de proyectos, decidí planificar con bastante cuidado mi primera vuelta al mundo, para poder saber con anticipación las etapas. El plan previsto inicialmente tuvo apenas dos alteraciones en lo que respecta al recorrido.
Para la construcción de un plan de viaje utilicé diversas fuentes disponibles en Internet, referencias impresas especializadas en viajes, particularmente dos revistas norteamericanas que leo hace muchos años: Travel + Leisure y Traveller, de Conde Nast. Esto, además de haber recolectado informaciones de otros viajeros que habían estado en países incluidos en mi plan. Durante el viaje fui comprando en cada país la mejor guía de viajes disponible (mis preferidas son Rough Guides y Lonely Planet) para la consulta permanente, más allá de las oficinas de turismo locales. En el caso de mi viaje, la planificación me ocupó varios meses.

¿Sabías cuánto duraría tu viaje antes de partir?
Mi viaje fue hecho con gran libertad. Antes de partir, habí­a anunciado que podrí­a demorar un año como mí­nimo. O el resto de mi vida. Sin embargo, la planificación de base fue hecha por el período de un año, según el límite máximo permitido por las compañías aéreas, para poder utilizar un Round the World ticket.

¿Cuál era tu presupuesto por día?
Para este viaje, definí un costo medio diario de 100 dólares, sin contar el pasaje inicial.

¿Cuál creés que es la mejor edad para dar la vuelta al mundo?
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