El gusto de los Finisterre

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Hace unos díaas, mientras hací­a una torsión imposible en mi clase de yoga pensé en la atracción que provocan los extremos geográficos: el punto más meridional, el extremo oriente, el más occidental, el último norte.

Saber que uno está en el último lugar de algún lado genera una sensación de bienestar. De haber alcanzado una meta. Como una metáfora del fin. O del comienzo. Por eso, son tan pedidas las fotos tocando el cartel indicador. Para mostar que estuvimos ahí­. Para reafirmar que llegamos. Este bienestar es distinto al de escalar un ochomil. No tiene que ver con un esfuerzo fí­sico. No importa si uno llega en auto, como al final de la Ruta Nacional 3, en medio del Parque Nacional Tierra del Fuego. Lo importante es saber que después de ese pedazo de tierra, no hay nada. Con otras certezas, claro, pero algo en sintonía con esas antiguas creencias, cuando faltaba para los descubrimientos y nadie sabí­a qué habí­a más allá de Finisterre.

Muchos de estos extremos tienen un faro, que serví­a en tiempos sin GPS para orientar a los navegantes. Hoy todaví­a funcionan pero antes que nada son una atracción turística.

Brasil tiene el punto más oriental de América. Se llama Ponta do Seixas y queda en Joao Pessoa, estado de Paraiba. En Sudáfrica, el Cabo de Buena Esperanza, es el punto más sudoeste del contintente africano; En Estados Unidos, Key West; Point Udall; Point Barrow y más.

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En Galicia, el Cabo Fisterra (el fin de la tierra, en gallego), es uno de los fines del mundo más famosos, aunque Cabo da Roca, en Portugal, sea el extremo más occidental de Europa. Tal vez tuvieron algo que ver las historias de piratas, los naufragios en esa costa terrible, llamada la Costa de la Muerte. O que muchos consideran a Finisterre el fin del Camino de Santiago.

En Argentina, el Fin del Mundo, en Ushuaia, es el mejor ejemplo, que además se vende muy bien. Hasta es posible sellar el pasaporte -gratis- en la Oficina de Turismo de Ushuaia. Gran parte de los extranjeros que visita Argentina incluye en su itinerario un viaje a Ushuaia.

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El último punto del subcontinente indio es el cabo Kanyakumari, en el Estado de Tamil Nadu. Hace varios años, en un viaje por la India desvié especialmente el recorrido para llegar hasta allá­. No me importó el ferry moribundo ni las olas bravas. Quería ver ese final. Cuando llegué, claro, encontré más «obligaciones turísticas». Habí­a un templo dedicado a la diosa Parvati, otro para Vivekananda, un religioso y reformador social indio, el Memorial de Gandhi, donde se guardan parte de sus cenizas, un mirador y, como casi siempre en la India, mucha gente. Igual, antes o después de las fotos y las visitas, la mayoríaencontraba un lugar y se olvidaba por un buen rato su mirada en el horizonte, más allá del fin de la tierra.

¿Por qué nos atraen los extremos geográficos?

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7 respuestas a El gusto de los Finisterre

  1. Fitz dijo:

    el extremo te detiene en el viaje real y te instala en otro viaje mas misterioso, mas dificil. El viaje de la mente transcurre entre tinieblas y vahos sulfurosos. Y de repente estas solo y al borde de un plato que sotienen 4 elefantes y un solo paso es suficiente para salirte definitivamente de este mundo.
    Che, lindo el blog, eh

  2. Claudio Carpio dijo:

    De los puntos extremos que citas conozco dos: el cabo da Roca en Portugal y el fin del mundo de Ushuaia. Recuerdo del primero la sensación algo inquietante de saber que de alli en adelante y por unos 10.000 km o más, solamente hay agua.
    En cuanto a por qué atraen estos sitios extremos: creo que es la sensación (y satisfacción) de haber llegado a una meta (aunque sea imaginaria y aunque sea compartida con tanta gente).
    Es cierto lo que dice Fitz: en ese punto se termina el viaje real y comienza el imaginario.

  3. Pablo Mellado dijo:

    A veces, tratar de llegar a los extremos (en el mundo o en el yoga) se transforma en un vicio. Son esas personas que les gusta estirar y estirar la cuerda. Yo conozco a una que es así, y la quiero mucho, aunque a veces me dan ganas de que se vaya al fin del mundo. Al rato se me pasa, claro.

    Gracias por el post.

  4. Pritama dijo:

    Creo que cualquier objetivo de este tipo atrae a la gente simplemente por una cuestión de ego: «yo estuve acá, mirá la foto, soy especial, besá mis pies»…
    Pienso que alcanzar este tipo de metas imaginarias son sólo pura tonteria de la mente…
    Aunque reconozco que me emocioné especialmente en Finisterre, viendo en un flash back hollywoodense a mi abuela materna partir con su maleta de cuero y sus sueños a cuestas, tantos años atrás, dejando su amada Galicia buscando la tierra prometida…
    Cierta ternura me estrujó el corazón al pensar en los aventureros de ese tiempo (tan distinos a los turistas de hoy!!!) mirando el horizonte desde el peñón, declarando que ese era el fin del mundo, cuando en verdad el Planeta es tan redondo, tan circular… que dónde empieza y dónde termina realmente?

  5. Fernando Moura Machado dijo:

    Os extremos geograficos sao locais especiais, por serem sí­mbolos da configuracao geografica do Mundo, e por permitirem aos visitantes projectarem a sua imaginacao para o que esta para alem dos continentes, ou de outras massas terrestres.

    No meu caso, em Portugal, vivo a curta distancia do Cabo da Roca, o ponto mais ocidental da Europa continental.

  6. Gloria Inés dijo:

    Nos gustan los finales de todo tipo: de la tierra, de los cuentos, de las novelas y a pesar de que la aventura supone una mente abierta, de alguna manera le ponemos límites a todo, y queremos tocar cada uno de esos «finales»

  7. Javier dijo:

    Tremendo blog. Completo y sorprendente de lugares y temas. enhorabuena.

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